Decenas de turistas acuden a los montes de Nava para seguir la berrea de los venados que marca el inicio del otoño
 

 
Boquiabiertos. Así es como se queda la mayoría de las personas que deciden echarse al monte para participar en las visitas guiadas que organiza la Comarca de la Sidra para mostrar a sus visitantes la belleza de sus parajes en la época de la berrea, según se van abriendo paso por las pistas de montaña de la sierra de Peñamayor y contemplan la inmensidad de unas montañas vestidas completamente de verde que sirven de cobijo para todo un ecosistema natural que enamora a todo el que se acerca a descubrirlo. Es precisamente cuando uno se adentra en sus entrañas, cuando comienza a apreciar el valor y riqueza paisajística que un concejo tan cercano al corazón de Asturias como es Nava, que encuentra en sus montes un atractivo complementario perfecto al de su oferta gastronómica, que se ve acentuado en el mes de septiembre con el espectáculo natural de la berrea.

El pasado jueves, tuvo lugar la primera de las salidas organizadas por el ente supramunicipal -las últimas serán el 29 y el 30 de septiembre, y el 1 de octubre- con la colaboración de la asociación de cazadores locales. La finalidad es mostrar a los visitantes el peculiar cortejo que llevan a cabo los venados en esta época del año. Según cuenta el guarda mayor de Nava, Arsenio Pérez, durante la visita: en la sierra de Peñamayor se concentran alrededor de unos 400 ejemplares que se pasean libremente en una superficie de unas 5.000 hectáreas y que durante estos días se hacen notar más que el resto del año. «Entre el 20 de septiembre y el 1 de octubre suele ser cuando se vive el mayor esplendor de la berrea, sobre todo en los días que hay Luna llena», comentó Pérez, admitiendo que estas fechas dependen de otros factores como la climatología.

Nada más llegar a la zona conocida como Les Praeres, ya se comenzaban a ver los primeros ejemplares, a lo lejos, en las laderas, ante la sorpresa de las alrededor de cuarenta personas que participaron en la salida. «Es un lujo: el año pasado estuve en el concejo de Aller y no conseguí ver ningún venado», celebraba el ovetense Antonio Alvarado, un amante de la Naturaleza confeso que no dudó en animarse a subir a la mítica Peñamayor.

Aunque parecía que iba a ser una tarde muy propicia para ver numerosos ejemplares de venados, la niebla hizo inútil una caminata de unos cuarenta minutos de los excursionistas para subir una colina, pues a pesar de que los berridos de los machos eran oídos nítidamente, una cortina blanca impedía disfrutar disfrutar en todo su esplendor del rito del cortejo de los animales.

A pesar de todo, todavía hubo tiempo par ver un grupo de cuatro ejemplares, en este caso, hembras y crías que se encontraban pastando alegremente por una de las praderas ante el deleite de los curiosos que aprovecharon para hacer fotos en un escenario natural inmejorable.

Especialmente encantados se mostraba el matrimonio gijonés formado por Juan Carlos Calvo y Patricia Herrero, que por segundo año consecutivo se acercaron a Nava junto a sus hijas Irene y Elvira para dedicar una tarde en familia en la montaña. «Estuvimos el año pasado y descubrimos que el mundo de la caza no era como pensábamos», señaló Herrero, asegurando que el trato de los cazadores hacia ellos es «exquisito y admirable». Por su parte, Calvo manifestó que después de la experiencia del año pasado y de éste se ha dado cuenta de que «los cazadores, lejos de ser personas sanguinarias, nos demuestran que sin ellos la montaña tal como se conoce desaparecería».

Fuente de la noticia: Diario La Nueva España