Andrés Martínez, autor de la guía del Real Instituto de Estudios Asturianos sobre el concejo, cree que el municipio debe recuperar y difundir su ruta jacobea

El doctor en Historia Andrés Martínez Vega, cronista oficial de Piloña, lanza un interesante reto a sus vecinos navetos: recuperar el antiguo camino de Santiago que cruzaba el concejo. «Nava tiene una ruta jacobea muy importante que tiene que recuperar y difundir, porque además de ser una fuente de recursos impresionante tendría gran repercusión internacional. Es un paso importante que tiene que dar desde el punto de vista cultural», apunta. Además, Martínez reivindica este camino real porque el que iba «desde Oviedo hasta las Peñamelleras, pasando por los valles, es el auténtico, aunque por cuestiones turísticas se trazó uno por la costa».

Martínez, miembro de la Academia de Genealogía y Heráldica de Asturias, considera que los responsables municipales de la villa de la sidra ya han movido ficha en este sentido con la rehabilitación del puente medieval de Ceceda, recuperando uno de los pasos en esta ruta, principal vía de comunicación entonces entre el centro y el Oriente, frecuentada por personalidades tan ilustres como Jovellanos.

El historiador piloñés conoce profundamente el municipio vecino, no en vano es el autor de la guía sobre Nava que acaba de editar el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), al que él pertenece, y que forma parte de la colección «Asturias, concejo a concejo». La obra será presentada esta tarde, a las ocho, en la casa de cultura naveta. Martínez destaca la importancia que antaño tuvo la ruta jacobea en el municipio, que se refleja en la existencia de una hospedería que mantenía el coto monástico de San Bartolomé y aún hoy se conservan reminiscencias en la toponimia.

Andrés Martínez ha buceado, de forma resumida pero rigurosa, en la geografía, historia, patrimonio monumental, tradiciones locales, itinerarios y cartografía naveta en la mencionada guía, que sintetiza lo esencial para dar una visión global del municipio. El profesor destaca cómo Nava se asentó en un entorno geográfico vinculado al río Piloña, lo que provocó que «tuviera un itinerario histórico similar a otros concejos que disfrutan del mismo contexto geográfico, el valle, como Piloña o Parres». También influyó la existencia de una parte meridional de alta montaña y otra de un relieve bajo de la sierra litoral. Esta última permitió que las comunidades paleolíticas se desplazaran a la costa a buscar recursos. Otro elemento común es que en la Edad Media, Nava, Piloña y Parres tenían «tres monasterios -San Bartolomé, Santa María de Villamayor y San Martín-, los únicos benedictinos y femeninos establecidos en Asturias en el medio rural».

Como singularidad, el concejo naveto, a pesar de no ser muy extenso, posee un «patrimonio muy rico, aunque no se conserva en buen estado», afirma el historiador. Muestras de la arquitectura medieval son las torres de la Ferrería y Pruneda y del Románico, la iglesia de Priandi y el antiguo ábside de la de Cuenya. Igualmente ensalza las interesantes y numerosas capillas de los siglos XVII y XVIII y los hórreos.

Martínez no pasa por alto el paisaje de lomas naveto y la impresionante riqueza natural de Peñamayor, así como que Nava ha sabido hacer de la sidra una seña de identidad, con el museo como buque insignia, y las buenas comunicaciones le otorgan unas «expectativas de futuro importantes», concluye.

Fuente de la noticia: Diario La Nueva España