Hace muchos, muchos años…
Un valiente guerrero Astur hizo una apuesta con los demonios de la montaña. El desafío consistía en correr desde el mar hasta la montaña más alta que alcanzara la vista. Si ganaba sería el dueño y señor del mar y la montaña, si perdía los demonios serían dueños de su alma. El valiente guerrero salió victorioso de la prueba. Uno de los demonios enfadado pateó la roca rabioso. Su huella dura hasta nuestros días…los demonios de la montaña han vuelto.
¡¡¡Buscan revancha!!!